Todo terminó

Muerte de Sarah Roth-Thompson

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    Tras 2 años de haber salido del colegio con mi mente y alma en completo lío, sigo sin poder creer que logre meterme en problemas con docentes en el último año debido a un pequeño error que jamás pensé se volvería en mi contra, cuando le brinde mi ayuda en un examen a la persona que de alguna manera pensé que era el amor de mi vida, una persona que al final ya ni está conmigo.

    Flashback:
    Me encontraba terminando los últimos exámenes del año, los últimos de mi vida estudiantil, al fin me graduaría y podría ser parte del mundo mágico, hace poco fue el Extasis de Herbología y tras terminarlo me dispuse a volver junto a Alek a la común para descansar, hablábamos sobre lo que sería un futuro incierto juntos pero intentábamos planearlo lo más seguro posible hasta que una voz ensordecedora que se escuchó en todo el castillo nos impidió seguir hablando.

    -Sarah Roth-Thompson y Alek Romanov son solicitados en mi despacho para tratar temas de carácter delicado- La voz de Bella tan calmada pero fría me hizo congelarme en mi sitio, pero pareció no surtir el mismo efecto en Alek, ambos teníamos una idea sobre que podría ser, durante el examen no me pareció una mala idea ayudar a mi novio, él dijo que nadie nos descubriría, que no habría peligro, pero ahora probablemente este sería nuestro último día en el colegio, logramos arruinar nuestras vidas por completo.

    Salimos de la sala común rumbo al despacho, el camino me pareció eterno, quizás por la ansiedad que recorría mi cuerpo de cabeza a pies hacía imposible caminar y pensar al mismo tiempo, solo tenía certeza de algo, si la directora nos llamó no fue por buena razón.
    Luego de una larga caminata de la común al despacho por fin estábamos frente a la estatua que guiaba a su oficina la cual estaba cerrada pero esperando por nosotros.

    -Toca tú, yo no soy capaz- le solté en un leve susurro a Alek, este sólo me sonrío y tomó mi mano fuertemente con su zurda para darme tranquilidad logrando calmarme pensando que todo estaría bien y con su diestra abrió la gran puerta del despacho dejando a la vista a Bella sentada en su escritorio con Audrey parada a su lado.

    -¿Necesitaba vernos directora?, pues acá ya estamos- soltó el chico con el típico tono prepotente que tanto lo caracterizaba
    -Estás en lo correcto Alek, por favor pasen- contestó la directora aún serena contrarrestando completamente el ego del chico -Siéntense por acá, la charla será larga- con su diestra señaló un sillón que había puesto en su oficina especialmente para que los estudiantes pudieran sentarse para así charlar cómodamente con ella.

    - Supongo saben la razón por la cual están acá, ¿verdad chicos?- la docente empezó a caminar alrededor del despacho con 2 pergaminos en su mano, Audrey lucía un rostro estoico, pero sus ojos dejaban ver algo más que tristeza, completa decepción.

    Alek me dio un leve golpe con el codo en el estómago y me habló en voz muy baja
    -déjamelo a mí- fue lo único que me dijo y acto seguido se levantó del sofá.
    -Quizás sepamos, pero sería prudente que usted nos lo dijera, al final ustedes fueron quienes nos llamaron, ¿no?- siguió hablando su prepotente tono pero aun así las dos mujeres no se inmutaron, conociendo a la perfección a su estudiante.

    - Están acá por fraude en mi examen de Herbología así que por su bien y el de la señorita debería controlar esos sumos señor Romanov- Audrey se cruzó de brazos y se paró cara a cara frente Alek mostrando la autoridad que tenía sobre nosotros, noté casi inmediatamente que la situación se volvía tensa en la oficina y opté por jalar suavemente de la túnica a Alek para que se sentara a mi lado de nuevo y evitar un enfrentamiento innecesario en el despacho, nuestra graduación estaba peligrando y no era conveniente que peleáramos en nuestra posición.
    Al sentarse de nuevo a mi lado la directora Bella se levantó de su silla y se dirigió a nosotros con una expresión llena de calma.
    - Lo último que queremos es formar una pelea chicos, queremos saber qué fue lo que pasó y por qué lo hicieron además que es de suma importancia saber quién le copió a quién para así tomar la mejor decisión frente a la sanción que cada uno se merece- Hablo la directora amablemente, pero con las palabras correctas para detonar el peligro de nuestra situación.
    - Fui yo, yo me copié, yo tengo la culpa de todo, no estudié y necesitaba aprobar el examen, volteé a ver a Sarah que ya había terminado su examen y abusé de su confianza copiándome para lograr aprobar el mío. Si han de sancionar a alguien que sea a mí.
    Bella y Audrey voltearon a ver al chico sorprendidas por su inesperada reacción de cargar con la culpa siendo Alek una persona que le gustaba salirse con la suya sin importar el resto de personas. Audrey le entregó ambos pergaminos a la directora para tenerlos como prueba palpable de aquel fraude en los exámenes Extasis.
    - Bueno, siendo así su examen queda anulado señor Romanov- diría rasgando el examen de Alek y botándolo a la basura. -En lo que corresponde a usted señorita Sarah, la profesora Audrey recibirá su examen con la condición que se le queda completamente negado la presencia en el grado junto a sus compañeros de clase, ¿está entendido?, sin contar que nadie debe enterarse de este suceso a pesar de sus familias- la directora le entregó de nuevo el examen a Audrey para su calificación, lo único que logré hacer fue asentir con la cabeza, obtener el grado era al final lo que más me importaba sin importar que estuviese o no en la ceremonia de graduación.
    Salimos del despacho de la directora de vuelta a nuestra común, corrí a mi habitación y me dispuse a arreglar mi maleta para irme de acá lo antes posible, no podía soportar aquel hecho vergonzoso en el que me había metido y temía principalmente en lo que me iba a decir mi familia, sus reacciones y quizás hasta el rechazo, era una Roth-Thompson y mi familia siempre se caracterizaba por ser correcta, esta situación solo confirmaba que no merecía ese apellido tan privilegiado en mi nombre.
    Días después los exámenes terminaron, logré mi graduación y Bella me entregó mi diploma en su oficina a puertas cerradas para así poderme ir en el tren rumbo a Hogsmeade a la casa de mi tía Tiihare.
    Mis compañeros de séptimo tuvieron que quedarse unos días más en el colegio por motivos de su ceremonia, en la ceremonia debían estar los docentes presentes también y como mi tía era docente no estaba en casa aún. Tomé mis maletas y las llené completamente de mi ropa decidida a irme de vuelta a Francia con mi mamá. Pensé en dejar una carta para avisarle a mi tía que no se preocupara, pero opté al final en no decir nada e irme sin vuelta atrás debido al temor que tenía de enfrentar a mi propia familia.
    Me devolví a la estación de trenes y tomé el primero que iba de salida a Francia, estaba convencida que era la mejor opción sin saber que este viaje cambiaría por completo mi vida.
    Fin Flashback
    Actualmente llevo 2 años viviendo en Francia con mi familia los Lawrence, lejos de mi familia R-T y mi mejor amigo Jae, no me he comunicado con ellos en 2 años y he trabajado en varias cosas de defensa, pero nada serio, mis notas no me ayudaron mucho para conseguir buenos trabajos, pero con la experiencia que he adquirido de a poco he logrado alguna que otra cosa.
    Sin embargo la división de Aurores en Francia me han abierto las puertas, gracias a los contactos de mi familia y mi propia dedicación me encargo de acompañarlos en sus misiones y escribir los reportes que próximamente se transformaran en los expedientes del ministerio, no puedo llegar a ser aurora por mis notas, pero para mí es suficiente poder acompañarlos, es prácticamente un honor para mí verlos trabajar así sea de lejos.
    Hoy el ministerio francés me pidió que acompañara a los aurores en una localidad un poco lejos de casa, más específicamente en Les Baux-de-Provence con la finalidad de buscar unos objetos al parecer embrujados que escondían ciertos magos oscuros en las ruinas de unas casas ya olvidadas y destruidas por el tiempo. Estoy emocionada porque es la primera vez que iría a esa localidad, ojalá todo salga como lo planeado.
    Los aurores llegaron a mi casa temprano en la mañana y salí con ellos rumbo a Les Baux, nos alejamos un poco de la civilización a un valle con la finalidad de repasar algunos puntos clave de su plan para que yo pudiera estar al tanto de su accionar, al terminar de repasarlo el auror líder nos agrupó en un círculo, puso en el suelo un traslador para llegar más rápido a la localidad y nos ordenó que tocar a la vez aquel objeto que nos llevaría a un punto alejado de las casas en Les Baux.
    El traslador nos dejó en la punta de una montaña cerca al pueblo dándonos la posibilidad de observar toda la localidad de un solo vistazo y mientras los aurores terminaban de organizar su equipo tuve unos segundos de oportunidad para mirar aquellas ruinas en donde nos encontrábamos y tomar algunas fotografías para el registro.
    Empezamos a descender por la montaña rumbo a la primera torre en ruinas en donde al parecer estaba el primer objeto embrujado notificado, yo debía ir de últimas ya que solo era acompañante con el fin de que pudieran protegerme frente a algún peligro al azar que lograra aparecer de la nada.
    Nunca me había alejado de ellos en una misión, pero este pueblo tenía algo especial, sentía que el mismo lugar me obligaba a alejarme y mirar por mi misma las casas así que decidí separarme por unos minutos pensando que no se darían cuenta de mi ausencia, incluso pensé que podría ayudarles identificando algún objeto y agregando más de mi participación en el archivo, ellos tenían mucho trabajo y no tenían tiempo para cuidar completamente a una joven de 19 años con curiosidad de conocer una localidad escondida de Francia.
    Salí de la torre rumbo a una casa alejada que me resultaba extrañamente familiar -quizás la vi en un libro de historia francesa- pensé restándole importancia mientras me adentraba en las ruinas. Al lograr entrar hasta el fondo de la casa noté un objeto en el suelo igual al translador en el que llegamos con los aurores y sin comprender el porqué de dejarlo acá decidí tomarlo.
    Claramente no era el traslador, justo en el momento de tocar el objeto sentí como si este me golpeara con fuerza, un malestar general hizo doler mi pecho y deje caer este al instante, un sentimiento se gravo en mi cabeza al instante, ese no era un maleficio común, de eso estaba segura.
    Saqué mi varita y con specialis revelio me di cuenta que aquel objeto estaba embrujado ayudándome a entender que aquel hechizo que rebotó contra mi era nada más ni nada menos una maldición mortífera. Al entender esto y lo que conllevaba salí corriendo a donde estaban los aurores trabajando. Cuando llegué con ellos decidí no decirles nada, seguramente recibiría una charla sobre como mi único trabajo era escribir en silencio y no estorbar, no meterme en su trabajo y no fingir ser un auror más cuando no lo era, asi que empecé a fingir estar bien mientras les ayudaba en su trabajo. En total destruyeron 6 objetos embrujados contando el que yo había tocado y al finalizar el día volvimos a Montpellier, localidad en la que yo vivía.
    Los aurores me dejaron en mi casa y antes de salir para Paris se aseguraron que estaba sana y salva o al menos eso creían. Esa noche intenté dormir siendo imposible lograrlo así decidí tomar un libro especializado en maldiciones de la biblioteca de mi hermano con la esperanza de encontrar algo para que me ayudara, Davo era un auror reconocido y sin su ayuda nunc ame abrían aceptado en el equipo de escritores del ministerio, sin embargo, tan solo encontré el nombre de un conocido mago en Francia que me podría ayudar con eso. Anoté la dirección y con mi escoba salí rumbo a la casa de aquel mago especializado en romper maldiciones.
    Al llegar a su casa me di cuenta que las luces estaban encendidas y que aquel mago se encontraba en casa -que suerte tengo al poder encontrarlo- pensé y me dispuse a golpear levemente la puerta.
    El mago me permitió entrar y tras explicarle todo lo sucedido comenzó a evaluarme, su rostro no ocultaba su descontento y este aumentaba cada vez más, al final me hizo acompañarlo a su sótano donde realizo una poción que tardo horas pero se sintieron como días.
    Al finalizar la guardo en un frasco y me lo entrego –Esto no te salvara, pero te dará más tiempo- Cuando tome aquel frasco me llene de esperanza, esperanza que desapareció al instante en que dijo aquellas palabras, salí de aquella casa sabiendo que no había ninguna solución para mí, todo lo que tendría eran 2 semanas más, había gente que con suerte llegaba a tres, pero sospechaba que no sería mi caso.
    Me devolví a mi hogar en Montpellier con el corazón hecho pedazos y me dispuse a hacer una pequeña lista de personas a quienes debía obligatoriamente mandarles una carta de despedida, eran personas muy importantes en mi vida y ellos merecían por mínimo un adiós sin importar que fuera por medio de una carta. En la lista salieron casi 10 personas entre ellas mi papá Ezz, mis tías Leila y Tiihare, la última al ser la que se encargó y cuido de mi por la ida de mi padre, mis primas Chiara, Adriana e Yvonne, mi abuelo Ali y mi tío Fer pero antes de empezar a escribirles decidí escribirle a Jae con la supuesta excusa de querer ir a visitarlo, al ser mi mejor amigo y casi hermano una simple carta no era suficiente para él y merecía al menos un abrazo pero no poseía polvos flu para entrar al orfanato por lo que necesitaba su ayuda. Le entregué la carta a mi lechuza Hoör y luego de darle las indicaciones salió volando a su casa.
    Casi una semana de enviar la carta recibí respuesta por parte de Jae, no era un simple sobre sino más bien una pequeña caja. La tomé y después de darle comida a mi lechuza me dispuse a abrirla encontrándome en su interior un pergamino doblado junto a una pequeña bolsa en donde se encontraba al parecer un polvo. Desdoblé el pergamino y leyendo su respuesta logré afirmar lo que pensaba, aquel polvo era mi tiquete para ir al orfanato y poder verlo.
    Mientras organizaba mi maleta y ponía dentro las cartas de despedida mi hermano mayor entró en mi habitación para hablarme de Jean-Noël, él era un amigo de infancia que conocí en jardín de niños y que vivía en Montpellier cerca de nosotros, fuimos casi inseparables, incluso nuestros padres bromeaban diciendo que éramos hermanos, cursamos juntos 3 años en Beauxbatons, pero cuando tuve que partir a Hogwarts se me confesó y yo tuve que rechazar sus sentimientos al no sentir algo igual, tristemente eso destruyo nuestra relación.
    Jean al parecer viajaría a Londres y Davo me pidió el favor de viajar con él y acompañarlo para que se adaptara, le mostrara el lugar y lo ayudara con el hospedaje, me lo pensé un momento debido a la forma tan mala en la que terminamos, pero la siguiente tarde fui sorprendida por su presencia, hablamos de los últimos seis años en los que perdimos contacto y llegamos a buenos términos, me alegraba poder irme de este mundo con todos mis asuntos resueltos y en paz, sentía que él amor de Jean seguía presente, pero si no pude corresponderle antes no lo haría ahora que no me quedaba tiempo, decirle sobre mi estado no era una opción.

    Sin darme cuenta ya había pasado una semana, el tiempo se me escapaba de las manos y no tenía oportunidad de decirle adiós a todos como quisiera, ojalá las cartas fueran suficientes, revisé la hora londinense asegurándome que fuera tarde en la noche para que nadie lograra verme en el orfanato y no levantar ninguna sospecha, el día anterior había mandado mi renuncia y debía visitar a mi mejor amigo, al final solo me quedaba una semana más de vida y no quería meter en problemas a Jae.
    Tomé mi maleta y los polvos flu, me metí a la chimenea que estaba conectada a la red flu y diciendo en voz clara y fuerte Orfanato Wool solté los polvos en la chimenea. En cuestión de segundos ya me encontraba en el orfanato, salí de aquella chimenea subí corriendo a su habitación aprovechando que no había nadie en los pasillos.
    Entré a la habitación sin ni siquiera avisar antes encontrando a Jae acostado sobre su alfombra en solo ropa interior; al escuchar el golpe de la puerta abriéndose Jae saltó del suelo completamente asustado pensando que lo venían a atacar pero al darse cuenta que era yo soltó una sonora carcajada seguida de un abrazo lleno de felicidad.
    -Mujer ¿por qué no me avisaste que venias? ¡Casi me matas del susto!- Dijo Jae haciendo pucheros con sus labios pero sin lograr ocultar la alegría en su voz -Te extrañé tanto-
    -Lo hice principalmente para saber qué hacías -Respondí soltando una carcajada malévola- Yo también te extrañe mucho, tras eso me brindo una mirada triste antes de fruncir el ceño y dar un ligero golpe en mi cabeza -¿Por qué desapareciste asi? No supe de ti en 2 largo años-
    Negué ligeramente mientras sonreía, Jae podría tener la apariencia de un hombre pero su corazón seguía siendo el de un niño, luego de horas de conversación decidí contarle sobre Jean y pedirle ayuda para que él pudiera brindarle hospedaje y lo acompañara en su nueva vida, ya que yo no podría hacerlo, JaeJoong acepto inmediatamente y prometió tratarlo como si de mí se tratase.
    Seguimos hablando unas horas más y mientras me hablaba emocionado sobre sus alumnos y clases recordé el suceso de Francia obligándome a contarle la verdad a Jae.
    - Jae, debo contarte algo- Dije en un susurro apenas audible mientras los ojos se me llenaban de lágrimas -No solo vine porque te extrañaba… También vine porque me estoy muriendo y necesitaba despedirme de ti personalmente-
    Su rostro feliz cayo inmediatamente y la seriedad lo cubrió mientras preguntaba con gran preocupación -¿De que estas hablando? ¿Sarah, que sucede, como que estas muriendo?-
    -Estaba con los aurores franceses, me gusta salir con ellos en misiones, a pesar de que no trabaje con ellos realmente voy en compañía para aprender y escribir sobre todo lo que sucede para crear el reporte final, pero… el último día… por accidente toqué un objeto embrujado que me condenó con una maldición mortífera… -intenté contarle con voz entrecortada a mi mejor amigo -Lo bueno es que me dieron 2 semanas, lo malo es que ya pasó una y solo me queda una más-
    -¿lo bueno?- Pregunto furioso y comenzando a respirar con dificultad -¿Cómo podría ser eso algo bueno? No tienes nada de tiempo, no tienes nada, de no ser por la hora te llevaría ahora mismo a San Mungo- Negue rápidamente ante sus palabras y me abalance sobre él deteniéndolo.
    -Jae, ya lo he visto todo, esto es todo el tiempo que me queda y no quiero pasarlo en el hospital ¿entiendes?- Solo eso pudo apaciguar su ira pero no su determinación, dejo en claro que harían todo lo posible por salvarme, respeto mi decisión de no dejarle saber a nadie que había regresado, no quería preocupar a nadie.
    - ¿Me puedes ayudar en algo?, escribí unas cartas para algunos integrantes de mi familia… me gustaría que tú las mandaras cuando ya fallezca- Dije a pesar de todo, sabía que él tenía esperanza, pero yo ya me había resignado.
    - Claro, más tarde las dejas en mi escritorio y prometo entregar las cartas, ¿bueno?-
    - Sabía que podía contar contigo, al final eres como mi hermano- El asiático se acercó entonces a mi y me dio un fuerte abrazo que correspondí en seguida
    - Siempre estaré para ti y de algún modo te agradezco que me permitieras estar los últimos días a tu lado, cuando realmente me necesitas más que nada, pero no creas que eso dejara que siga tu juego y te deje caer, sabes que puedo ser testarudo- Jae seguía sin soltarme, pero logré darme cuenta que estaba intentando reprimir las lágrimas para mostrarse fuerte frente a mi.
    - Te quiero mucho, ¿sabes?, siempre lo haré- Lo abracé aún más fuerte logrando que Jae soltara las lágrimas que tanto había estado reprimiendo, no me respondió a voz pero me correspondió abrazándome más fuerte. Estar con él me hacía sentir que todo estaría bien
    Me empecé a sentir más débil de lo normal y decidí irme a dormir, Jae me organizó una cama especialmente para mi al otro lado de su habitación poniendo no solo las sábanas necesarias con unas cobijas sino también me puso un pequeño osito con el uniforme de Slytherin confesándome que un día en sexto año me lo compró sin opción de entregármelo obligándolo a guardar aquel osito en su habitación.
    Hasta que Jae no tuvo pleno convencimiento que yo estaba bien y cómoda en la cama que había organizado para mi no se fue a acostar también en la suya, quería asegurarse que los pocos días que pasara con el fueran de completo agrado, al final eran los últimos recuerdos que tendría conmigo.
    - ¿Sabes?, esto podría pasar como una pijamada, ¿no crees?- dijo Jae acostado desde su cama.
    No pude evitar sonreír al escuchar aquello y afirmé con voz baja aquella pregunta que me había hecho, quizás fue lo mejor que pude haber hecho, venir con él. Cerré los ojos y mi mente se nubló de pensamientos -debí visitar también a mi familia- empecé a sentir un dolor incontrolable en mi pecho al pensar en mi familia pero luego pensé -No era bueno que me vieran en este estado y era mejor que me recordaran en plenitud, no con esta imagen de enfermedad y debilidad. Mi último pensamiento antes de dormir fueron mis pequeñas primas Yvi y Chiara, las extrañaba más que a nadie pero no podían verme así, quería que tuvieran muy buenos recuerdos de mi antes que cualquier cosa.
    Al otro día fui la primera en levantarme, me dirigí a la cama de Jae para ver si estaba despierto pero parecía noqueado, reí tratando de no hacer ruido, así que decidí tomar mis cobijas y las llevé a la cama de el para así poderme acostar con el teniéndolo abrazado mientras se despertaba, pensé que lo podría despertar al acomodarme a su lado pero ni cuenta se dio así que pude dormir otro rato a su lado.

    Fueron tres días, sentía que me podría por dentro y el recorrido fue fatídico, JaeJoong no tenía piedad, preparo 3 multijugos y el primer día recorrimos todos los hospitales, chamanes y hasta doctores muggles que encontró, me sentía algo incomoda teniendo la apariencia de Beatrix, pero él me aseguro que su prometida nunca lo delataría, claramente fracasamos, todos nos dieron la misma respuesta, no hay nada que hacer.
    El segundo día revisamos cada biblioteca, cada libro existente y cada experto en maldiciones, sin embargo fingimos que el afectado era un amigo o familiar para no generar más sospechas, lo único bueno del día fue hacerme pasar por su madre y poder golpearlo y regañarlo con libertad sin que él pudiera defenderse de nada.
    El tercer día lo intento el mismo con todos los conocimientos que tenía pero se veía en sus ojos la aceptación sobre el hecho de que no había salida, mi tiempo estaba contado y no había nada que se pudiera hacer, solo me quedaban cuatro días y no quería pasarlos viéndolo deprimirse, no quería pasarlos en su habitación, lo mejor era salir de ahí esa noche.
    -No te iras, no he terminado- Sus palabras me asustaron y con la boca totalmente abierta me aleje de él por alto reflejo, pero no me miraba a la cara, seguía leyendo sus libros y apuntes de nuestra era estudiantil, al no hablar levanto entonces la mirada, su expresión seria tenía un aura tenebrosa a su alrededor y por primera vez en años lucia como un adulto –aún queda un método que no hemos intentado- dijo estoicamente, sabía que había algo que mi amigo me había estado ocultando todos esos años.

    ¿Qué método podría conocer él que no conociera ningún sanador ni mago experimentado? Un método que no estuviera en los libros, él pareció volver a leer mi mente porque sus ojos lucieron arrepentidos y tristes a pesar de su rostro de piedra
    –Soy un vampiro Sarah- Aquella frase me dejo paralizada, ¿podria estar bromeando? Él negó, eso era un no, no estaba jugando, me aleje rápidamente de su lado y sujete mi cabeza mareada ante tal confesión –Yo puedo ayudarte, puedo hacerte como yo, y entonces no morirías, ningún maleficio te haría daño, serias eterna, puedes vivir, podríamos continuar- dijo con calma como si hablara del tiempo, claramente tratando de hacerme entender.

    Lo mire a los ojos esperando que continuara, él hablaba en serio, quería que fuera como él, un vampiro, claro, conocía la existencia de tales seres, pero estos siempre nos los enseñaron como personajes malvados sin valores, seres de la noche que se regían por sus propias normas, saber que mi amigo fuera uno, que mi Jae se catalogara como tal me hacía sentir aún más mareada.
    -no es completamente efectivo sin embargo temo decir, si fallo, morirás inmediatamente, pero si funciona, estarás a mi lado por siempre- comento al final, él nunca me haría daño, estaba tan desesperado por salvarme que incluso recurrió a algo que era obvio que le avergonzaba, su última carta, así que acepte, deje mi vida en las manos de mi mejor amigo.

    Sin embargo, le pedí dos días más, tenía que hacerle saber cómo a los demás cuanto lo apreciaba, tenía que calmar su mente si esto no funcionaba, al final si tendría que escribir una carta mara mi bebito, como le decía de cariño, y quería visitarlos a todos, aún quedaba una multijugos, tomada del cabello de una mujer muggle que nos topamos en una cafetería, la usaría esos dos últimos días para despedirme por completo del mundo, de Sarah, sabía que si funcionaba, tendría la eternidad para vivirla junto a los que amaba, pero si no lo hacía, no podría descansar sabiendo que deje cabos sueltos, mi familia, mis amigos, mi vida.
    ---Termina parte por Sarah---

    ---Inicia Relato por Jaejoong---
    Tenía que hacerlo, no me agradaba la idea de hacer pasar a mi mejor amiga por algo tan cruel como la pérdida de su humanidad, algo tan duro en su actual estado, pero estaba desesperado, no puedo dejar que se marche, incluso si no supe nada de ella durante dos años seguía siendo mi Sarah, no podía dejar que la gente siguiera escapándoseme de las manos, no podía perder más.

    Sarah tenía la apariencia de una mujer joven con cabello castaño y una piel morena brillante, diríamos que era una amiga que conocí en Rumania hacía ya dos años y que vendría a Londres buscando empleo, partí con ella hacia la casa de Tiihare ayudándola a caminar, pues ya no tenía la suficiente fuerza para mantenerse de pie por sí sola, cuando llegamos fue con la excusa de una vacante en el departamento de educación, ella fue fuerte, escuche sus pensamientos, estaba tan triste, quería lanzarse sobre las mujeres de la casa y llorar, pero se mantuvo, nunca flaqueo y sostuvo una conversación amable con toda su familia, así mismo fue en todos los hogares de los Roth-Thompson.
    Cuando terminamos ya estaba anocheciendo y lucia cansada, pero aun no quería terminar, así que la cargue en mi espalda y la lleve al Lago Ness aprovechando mi gran velocidad, afortunadamente llegamos a tiempo para ver el atardecer y al terminar pasamos a una cafetería en la zona para platicar.

    El segundo día llego una carta de Jean, el amigo del que Sarah me hablo, decía que llegaba el domingo, exactamente en dos días, esperábamos con fuerza que la transformación surtiera efecto, la realizaríamos esa noche y mañana me dedicaría a buscar un objeto embrujado para que ella pudiera salir durante el día, si es que salía con vida, claro está.
    Sarah respondió como si estuviera en América, y mientras escribía una respuesta yo preparaba uno de los ataúdes que tenía escondidos en una sala de respaldo que construí con ayuda de mi madre, rezaba porque al final del día lo usara como cama y no como sepultura.

    Ese día visitamos todo Hogsmeade y los alrededores, pasamos a museos y gastamos una cantidad descomunal de dólares en restaurantes en rascacielos y en puestos ambulantes, tras terminar nuestro día de turismo Sarah hablo sobre mis tatuajes, los cuales vio cuando llego de improvisto y me vio en ropa interior, después contarle porque los había hecho y lo que significaban tomo la decisión de jalarme a un estudio y tras seleccionar juntos un diseño pagamos por el tatuaje.
    Yo decidí colocarlo en mi muñeca izquierda, siendo la misma mano donde coloque la nota de Sol característica de mi familia, representando así que Sarah era parte ella, asi mismo, al estar del lado del corazón y conforme dictaba la legeremancia, aquel hemisferio representaba los valores, lo bueno y agradable, siempre los buenos recuerdos, ella al verlo decidió hacerlo en su muñeca derecha, a la misma altura y posición para que asi al sujetar sus manos juntas y levantarlas se vieran juntos.

    Tras finalizar fuimos a otro restaurante exageradamente costoso frente al Lago de Loch Awe en un castillo “abandonado”, vimos juntos el atardecer y luego la lleve a casa, deteniéndome antes en la iglesia del pueblo, a pesar de todo, yo seguía creyendo en un ser más allá de todo que cuidaba de nosotros, y quería encomendarle el alma de Sarah, quería que la protegiera.
    Solo cuando estuve satisfecho volvimos a la casa, ya todos se encontraban dormidos y Sarah se colocó un bello vestido que compro en el pueblo, bromeo sobre irse con gracia y se recostó en el ataúd que prepare para ella, mi mejor amiga, mi hermana, debía salvarla, debía dejarla conmigo un tiempo más, Hiro se acercó a ella y se recostó en su vientre, ella lo acaricio con cariño y sonrió.
    -mira, incluso Hiro ha venido a despedirse de mi- bromeo notablemente más fatigada
    –Te quiero Jae- dijo con firmeza sujetando nuestras manos con aquellos tatuajes juntas
    -Yo también te quiero Sarah- susurre antes de elevar su muñeca y morderla al otro costado de aquel dibujo de una pirámide con un ojo y cuernos, succionando con fuerza pero con más lentitud para no aniquilarla, debía seguir consiente para el cambio, tomando cada vez más de su sangre hasta que escuche que su corazón comenzó a tener problemas para latir y ella dificultad para respirar, y en el punto crítico la solté, mordiendo mi propia muñeca derecha causándome una gran herida y llevándola a su boca para que ella tomara de mi propia sangre, su rostro se veía completamente pálido y grandes venas azules se notaban en su brazo, ella tomo lo que pudo y entonces su corazón se detuvo, había muerto.

    Espere pacientemente junto a su cama vigilándola y rogando a Dios que funcionara, tome a Hiro en brazos y lo acaricie mientras dormía en mi regazo para no terminar dando vueltas en la sala, tras dos horas sin movimiento, sin notar las heridas curarse ni ver su pecho subir y bajar deje al viejo perro en mi ataúd y corrí al de la rubia, su piel completamente helada, sus labios manchados por mi sangre, nervioso abrí sus ojos y jadee al notar que estos no eran de un tono rojizo como él esperaba, no reaccionaron ni se movieron, ella no actuaba, las orbes azules miraban sin mirar y volví a cerrarlos, limpie su rostro y su muñeca y cerré el ataúd.
    Debía ser más paciente, yo tarde solo dos horas hasta donde sabia, pero no me carcomía ninguna enfermedad mortal, no había un maleficio matándome por dentro, así cerré mis ojos y no volví a abrirlos hasta la mañana siguiente, había fracasado.

    Sarah no despertó, no raspo el sarcófago y no estaba sedienta de sangre, no respiraba por impulso y no se movía, falle y la perdí, acababa de matar a mí hermanita, condene su alma y la llene de falsas esperanzas, me llene a mí mismo de una ilusión, era un idiota y un asesino, no merecía seguir respirando a un lado de su cadáver, no merecía su confianza, yo lo destruí todo, la he matado, la he mandado a morir de una forma tan deplorable, su sangre corría por mis venas, la mía no llego a las suyas.
    Cerré el ataúd y abrí la escotilla que llevaba a las cloacas, baje el ataúd y lo escondí donde nadie pudiera verlo, grite y llore, soy un inútil, una bestia, un mentiroso, rompí la promesa que le hice a ella y a mí mismo, y ahora debía fingir y abrirle la puerta al día siguiente a Jean, saludar a mi madre, jugar con los niños del orfanato, todo, como si no hubiera pasado nada, como si Sarah no hubiera estado conmigo, como si su cuerpo no estuviera escondido en mi habitación, como si no tuviera su vida en mis manos.

    He recibido a Jean, fingí una sonrisa y hable con mis palabras amables, le ofrecí un techo y comida, charlamos sobre Sarah y Davo, no flaquee, cambie las sabanas y acomode las camas, Hoör estaba en aquella sala, la lechuza no escapo como pensaba y se apegó a mi como si fuera su nuevo dueño, ¿pequeña, acaso no notas que yo te he dejado sin tu persona? Debía enterrar a Sarah, lo haría cuando volviera, quedaba una semana de vacaciones, las cartas de Sarah escondidas entre las páginas de mi diario, mi carta sin abrir, no podría hacerlo, debía entregarlas, pero Jean estaba arriba dormido, esperando que a la mañana siguiente lo llevara al pueblo, y a la siguiente y a la siguiente.
    Un trabajo en el departamento de lenguas junto a Varik, ¿existiría una lengua para hablar con los muertos? Reí solo ante mi propio pensamiento, debía comer algo, ¿pero cómo hacerlo si lo último que probé fue su sangre? Guie al chico como se lo prometí a mi amiga, le enseñe cada rincón del pueblo y lo acompañe a cambiar algunos galeones por dólares para cuando fuera al mundo muggle, leer mentes era agotador, Sarah no menciono que el chico estuviera completa y perdidamente enamorado de ella, seguro su risa se transformaría en cuchillos si se enteraba.
    -Sarah no ha respondido mis cartas, mi lechuza regresa sin entregarlas- comento preocupado a mediados de la semana, claro, Sarah desapareció nuevamente, renuncio a su trabajo y se marchó sin decir nada, su última carta fue solo para decirle a Jean que estaba en América y yo le daría hospedaje, debía actuar.
    -Estará ocultándose nuevamente, después de todo, ya desapareció antes por dos largos años, unos días no son nada- Comente algo nervioso agradecido que no se notara en mi voz, solo esperaba qué el no viera la mentira en ellos, frote mi muñeca izquierda justo donde estaba el tatuaje, oh Sarah ¿podrías perdonarme si me hago pasar por ti unos días?, espero no me juzgues desde donde estés, perdóname por no poder decir la verdad, mis hombros cargan el peso de tu partida y la culpa, si confieso seré aplastado por completo.

    “Querido Jean, he viajado un poco más y visitado Nuevo Mexico, perdóname por no avisar ¿has mandado muchas lechuzas? Espero no sea así, yo he estado bien, y creo que viajare un tiempo más, he ahorrado unos galeones sabes, quiero recorrer el mundo. ¿Jae te está tratando bien? Es alguien extraño pero es buena gente ¿no es así? Si no está siendo un buen anfitrión puedes decirme y viajaré enseguida para golpearlo, tu solo escribe.” ¿Con amor?, ¿Atentamente? “Hasta pronto, Sarah RT” selle el sobre y lo envolví, Hoör hizo su trabajo y pronto Jeas estuvo satisfecho, al volver a Hogwarts tuve que traer a la pequeña lechuza en la maleta de Hiro, tenía muchas cartas más que mandar.
    Enterrarla, escribir, mandar, tanto trabajo que hacer al iniciar el verano y aún faltaba un mes de clases, ¿podría hacer exámenes con la mente tan volátil? Mordí mi labio inferior esperando que si, mucho que hacer, y al terminar leer mi propia carta, ¿Qué podría decirle una mujer a su asesino? Aun no quiero saber.
     
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