Reclutamiento.

Invitación.

Reclutamiento.

El resplandor amarillento que emanaban las llamas de la chimenea lograba iluminar con suavidad el rostro del chico, quién yacía en ese instante meditando. Mantenía su cabeza apoyada en el mueble de cuero negro, con una cerveza en su diestra y un cigarrillo entre sus labios.
Los días transcurrían lentos, la monotonía se hacía cada vez más constante en su vida. Su rutina diaria era levantarse en la madrugada y observarse en el espejo, salir a correr, preparar la comida del día, entrar a los cubículos y alimentar a los prisioneros, torturar, drenar la sangre y luego salir a merodear por el nuevo pueblo.
Hacía mucho tiempo que no mantenía contacto con el MO del bosque, tampoco habían aparecido más los demonios, que constantemente le hacían compañía, no había mucho que hacer.
Una vaga idea abordó su mente, se levantó del sillón y guió su caminar hasta el sótano, sacó una bolsa de sangre humana y volvió a subir hasta el salón.
— Es hora de tener un poco de acción. – se dijo a sí mismo. — Siempre necesitaremos nuevos integrantes en Asgard.

Cogió una pluma y un pergamino mediano.

“Sr. Noah, he estado vigilando su comportamiento por mucho tiempo, para mí buena suerte, posee cualidades que han captado mi atención y que sin duda alguna, quisiera aprovechar al máximo. Propongo un trato bastante eficiente para ambos.
Sí le interesa la oferta, no dude en contactarme por medio de esta misma lechuza.
PD: Sí bebé el contenido en el interior de la caja, sabré que es un sí.”
Dibujé el símbolo arácnido de Asgard al reverso del pergamino.
Sacó su varita y trazó una línea sobre la bolsa de sangre. — Sí su respuesta es un sí, no le afectará el embrujo. En cambio, sí se niega ante el trato, le afectará.– mentalizó y conjuró Orbissum. De nuevo apuntó a la línea. — Necromund. – conjuró. — Quizás no lo mate pero, le hará pasar un mal rato.
Envolvió entonces la carta junto a la bolsa de sangre en una pequeña caja de cartón completamente negra.
Hizo un silbido llamando a su lechuza negra, la cual vino al instante.
— Encárgate de que lo reciba Noah. – acarició el plumaje del ave y la envío junto al paquete hasta la casa del chico.
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