Diario de Inej Brekker.

Diciembre, 1938
Hace mucho tiempo que no escribo, y pediría perdón por ello, pero no es mi estilo. Escribo porque no tengo a nadie con quien compartir aquello que se me pasa por la cabeza, escribo porque no tengo a nadie que entienda (o eso creo) la necesidad que tengo de encontrarme. Hace un año te decía que estaba perdida; sigo estándolo, pero creo que ya sé por donde empezar a buscarme. La adivina del parque dijo que debería encontrar mi camino, y creo que lo estoy hallando.

Hace un tiempo, alguien me habló acerca de la magia simpática, y desde ese momento no he parado de investigar sobre ella. ¿El problema? Que no es una asignatura que se imparta en Hogwarts y que, aunque una vez conseguí un libro de la sección prohibida, no creo volver a tener la misma suerte. Por ahora, lo que sé es que, al parecer, este tipo de magia es el origen de varias prácticas; yo estoy especialmente interesada en la magia imitativa. ¿Te imaginas pinchar con un alfiler el brazo de un muñeco, y que la persona a la que representa ese muñeco sienta el dolor como si se lo inflingieses a ella? Me parece algo fascinante.

Sin embargo, sin nadie que pueda enseñarme sobre ella, no me queda otro remedio que aprender a base del método de ensayo y error. Por el momento, voy juntando trozos de tela, hilos y botones por todo el Castillo, y guardándolos en una mochila que nunca me quito. ¿Será suficiente? Lo comprobaré muy pronto.

Me estoy buscando, y necesito encontrarme.

Marzo, 1939
No surtió efecto. Angelica sigue aquí, como si nada.
No ha sufrido. No se ha ahogado.
No le he hecho daño.

Ahora, al menos, tengo algunas respuestas. Conocí a una chica americana este verano, estudiante en Salem, y me contó que en su Colegio le enseñan prácticas de voodoo a las alumnas de cursos superiores.
Quizás ese sea uno de mis problemas. No soy lo bastante poderosa.
Todavía.

No obstante, tengo otro más. ¿Quiero serlo? Creo que, si hubiese logrado dañar a Angelica a través del muñeco, lo habría disfrutado. ¿Eso es justicia? ¿O es más bien venganza? Empiezo a no ser capaz de distinguir los límites del bien y del mal. Empiezo a no ser capaz de reconocerme en el espejo.

¿Lo seguiré intentando? Probablemente.

Junio, 1939
Escribo porque me ha pasado algo rarísimo, algo para lo que no encuentro explicación, algo que tampoco puedo comentarle a (casi) nadie.
Poco tiempo después de mi experimento fallido con el muñeco-Angelica, me encontré algo en mi cama: un muñeco voodoo cosido a mano sin caracterizar. Parecía estar esperándome, como si llevase ahí toda la vida. Como si fuera mio desde siempre. Tan perfecto.
No sé como ha aparecido, porque... ¿de dónde ha salido? ¿quién me lo ha regalado? ¿cómo sabían en qué cama dejarlo? Creo que he sido muy cuidadosa respecto a mi interés por este tipo de... prácticas. Pero al parecer, no tanto como creía, pues alguien ha estado observando lo mal que lo hacía, y ha decidido ayudarme.
Sin embargo, ahora me surge una duda: ¿sabré utilizarlo? Aren dice que debo probar con cosas simples para no tener demasiados problemas si fallo. Además, se ha ofrecido a ayudarme para conseguir el pelo de alguien para la caracterización. He de admitirlo, me quedo mucho más tranquila.
Por el momento, he guardado el muñeco en mi mochila, y voy con él a todas partes; espero que nadie (a excepción de Aren, Zoya y de mi donante misterioso) sepa que lo tengo, y haré lo posible para que así sea.
Mi primer muñeco voodoo. Al fin.

Gracias, quienseas. Pronto lo utilizaré.

Inej rompe un trozo de pergamino de su diario, y escribe, esforzándose en la caligrafía: "Gracias, quienseas". A continuación, deja ese trozo de pergamino encima de su cama, en el mismo sitio donde apareció el muñeco. No espera una respuesta, pero quiere que su persona misteriosa sepa lo mucho que le agradece el regalo.

Septiembre, 1939
Ya está, ya está hecho. He sido extremadamente cuidadosa y he aprovechado a que los nuevos andaban por el Castillo para escabullirme a la común y probarlo. Pronto averiguaré si funciona: tendré que vigilar a Kaili de cerca. Si soy capaz de hacer daño a través de un muñeco... ¿seré capaz de sanar, también? ¿Qué clase de cosas podré hacer mediante el regalo de quienseas?

Gracias una vez más, quienseas.

Como hizo la última vez, Inej coloca un trozo de pergamino en su cama, confiando en que su donante misterioso lo encuentre: "Querido quienseas, ya lo he probado. Te mantendré informado. Gracias por el regalo. Con cariño, IAB."

Noviembre, 1939
Querido padre: estás muerto.

Querido padre: ya no tenemos casa. La bomba que terminó con tu vida también destrozó el Barril. Lo único que nos queda del hogar que levantaste para nosotras, son escombros. Ya no estás, y te extraño.

Querido padre: ya no te veré más. No escucharé tu voz. No volverás a besar a mamá, no volverás a revolver el pelo de Zoya, no volverás a abrazarme ni a dejarnos practicar con tus cuchillos. Ya no estás, y duele.

Querido padre: estoy rota.

Esta vez si hubo llantos, esta vez si habrá un funeral. Que el infierno sea tu hogar hasta que volvamos a encontrarnos; te abrazaré el día de mi muerte. Te querré siempre.

Inej arranca esta página del diario y la quema sobre los escombros de El Barril junto a una foto de sus padres.

Marzo, 1940
El ritual voodoo funcionó.
El primer paso fue escoger víctima; repasé mentalmente todas aquellas personas que habían daño a mis amigos, y una de ellas había hecho daño varios: Kaili Tedrow.
El segundo paso fue robar un cabello del objetivo. Sin dar demasiadas explicaciones (aún guardo el secreto del muñeco, aunque ya lo saben tres personas), le pedí ayuda a mi nueva amiga. Bree encontró el momento oportuno después de la ceremonia de selección: me empujó contra Kaili, de forma que, al fingir disculparme, le pude robar un par de pelos sin ningún problema.
El tercer paso fue realizar la caracterización del muñeco. Era, para mí, el paso más complicado, ya que no sabía si lo haría bien. Después de robar pelo, me refugié ahí y empecé con el ritual.
El cuarto paso fue esperar los resultados, y llegaron: al parecer, Kaili había terminado en la enfermería con una leve herida. No la he vuelto a ver desde aquello, pero Aren me dijo que sus padres vinieron a recogerla y se la llevaron de la escuela. Eso ya si que no es culpa mía, aunque reconozco que debe asustar terminar herida y no saber por qué.

En conclusión, el muñeco que me regaló quienseas funciona perfectamente. No obstante, si quiero mejorar, deberé seguir practicando. Me gustaría llevar estas nuevas capacidades al límite, explorarlas por completo. Ahora, más que nunca, lo tengo claro: debo ir a la biblioteca. Si nadie puede enseñarme, tendré que formarme por mi cuenta. Si quiero vengar la muerte de mi padre, necesitaré saber como fabricar más muñecos.

Como hizo las dos últimas veces, Inej coloca un trozo de pergamino en su cama:
"Querido donante misterioso, querido quienseas. Prometí que te mantendría informado: causé daño físico a alguien a través de mi muñeco, mandé a una persona a la enfermería. No obstante, su herida fue leve. Necesito más.
No sé si estás enterado, pero mi padre fue asesinado por unos alemanes nazis el pasado noviembre. Tengo una forma de conseguir el cabello de esas personas. Quiero que paguen. Necesito que sufran. ¿Puedo matar utilizando el muñeco? ¿Puedo dejar a alguien incapacitado? ¿Romperle una pierna? ¿Quebrarle un brazo? Tengo muchas preguntas, y casi ninguna respuesta. ¿Necesitaré más muñecos? Deduzco que si quiero hacer un gran daño, uno solo no me servirá.
Me gustaría conocerte. Quiero tu ayuda.
No obstante, la venganza puede cocerse a fuego lento. Esperaré.
Con cariño,
IAB."

Octubre, 1940
El mes que viene se cumplirá un año desde el asesinato de Matthias Brekker. Un año desde que aquella bomba cayó encima del Barril y nos dejó sin padre y sin hogar. Probablemente, los periódicos no lo mencionarán. Probablemente, mi padre ya es un número más; otra persona que estaba en el momento y en el lugar equivocados.
Pero yo no olvido. Yo no perdono. Y, cueste lo que me cueste, vengaré su muerte. Su asesinato no quedará impune. No lo permitiré.
He empezado con el piloto; es el menos responsable, y me ayudará a practicar. Quiero ver cuanto dolor soy capaz de infligir antes de llegar al Coronel.

Esperaré ansiosa los resultados...

Instituto de Salem. Octubre, 1941
La última vez que abrí este diario fue hace un año; estaba encerrada en una burbuja de felicidad constante, y no tenía motivos (ni tiempo) para ponerme a escribir.
Después de la Gala de Navidad, y de bailar toda la noche abrazada a Aren, regresé a Londres, donde me esperaba una fantástica noticia: los alemanes nazis a los que había tratado de dañar con mi muñeco terminaron heridos. No puedo explicar la alegría que sentí: yo, Inej Brekker, estaba haciendo justicia; esas personas pagarían con su sangre el asesinato de mi padre.
Regresé a Hogwarts sintiéndome más tranquila que nunca, y la vuelta de las vacaciones trajo consigo confesiones en los jardines del colegio, y besos en el interior del Castillo.

No obstante, dicen que la felicidad es efímera, y la vida no tardó en abofetearme con una buena dosis de realidad: tras casi dos años culpando a los nazis del asesinato de mi padre, he descubierto que no fueron ellos; fueron los seguidores de Grindelwald.
Justo antes de irme a Salem, Aren escuchó a un par de aurores hablando sobre como esta gente aprovecha los bombardeos para acabar con los muggles, aunque no de forma indiscriminada. Asesinan (de momento) a muggles relacionados con magos. Mi padre fue asesinado por amar a mi madre; por tenernos a nosotras.

Por si esto fuera poco, hace cuatro meses que la gente responsable del homicidio de mi padre secuestró a mi hermana, a Athens, a Scott, a Maggie, a Reim y a Charles; desde entonces, no sé nada de ellos. Solo sé que estoy en Salem, sintiéndome cada vez más sola y pequeña, mientras mi hermana está, con toda seguridad, luchando por sobrevivir.
Antes de venir al Instituto dije que quería aprovechar el intercambio para aprender a defenderme; ahora quiero utilizarlo para aprender a protegerlos.

Si tan solo pudiese localizar a Zoya, saber que está bien...