NUEVAS RELIQUIAS SALVATORE

NUEVAS RELIQUIAS SALVATORE

Sumario: Hannah y Emma Salvatore usan las runas para crear amuletos protectores destinados a los jóvenes nuevos miembros de su familia. Al emplear en los amuletos un triskel con las runas Algiz, Othila y Stan se crean amuletos que durarán para siempre y proporcionarán protección a sus portadores.

Hannah Salvatore exhaló un suspiro de resignación después de leer su correspondencia. Difícilmente podría negarle algo a su hermana mayor, aunque eso significara aumentar su carga de trabajo y mermara su frágil salud después de la penosa enfermedad que había sufrido el último año. Por eso, cuando pensó en qué podría hacer para ayudarse, la alegre y honesta sonrisa de su amada sobrina llegó de inmediato a su mente. Emma Salvatore se estaba convirtiendo en una excelente runóloga. Habría querido también la ayuda de su hija, Alessa. Pero ella tenía ya sus propias responsabilidades y no quiso añadirle una más.

Así que tomó pluma y un pedazo de pergamino, y se dispuso a invitar a su sobrina a lo que consideraba ya un experimento en el área de las runas antiguas.
Su vasta experiencia en runas la convertía en la persona ideal para crear amuletos protectores. Los usuales, que enseñaba como parte de la materia de runas en la escuela, se limitaban a una protección bastante básica. Pero había recibido un encargo específico de su hermana Andremar: debían cuidar a los más pequeños de la familia. Y Hannah sabía muy bien que no había nada más importante que la familia, así que su mente divagó el resto de la noche tratando de encontrar una manera más eficaz y poderosa de salvaguardar a los pequeños Salvatores.

Las runas del Futhark antiguo era con mucho las más conocidas, eficaces también. Pero en los últimos años, Hannah se había enfocado en el estudio de runas un poco menos ancestrales, aunque no por ello menos poderosas. Sabía por supuesto, que ambos alfabetos se usaban desde tiempos muy antiguos, pero nunca leyó nada acerca de combinaciones rúnicas empleadas en amuletos. Por lo que sabía, bien podría ser la primera vez que se experimentara con algo así. Y podría salir muy mal.

Hannah pasó toda la noche en el despacho de Runas Antiguas, intentando encontrar una combinación rúnica que la satisficiera, y haciendo pequeños experimentos en piedras. Por fin, hallándose convencida, dejó su labor y se dedicó como siempre, a preparar sus clases.

Tenía todos los ingredientes a su disposición, menos uno. Constituía una dificultad extraña, puesto que, a pesar de ser familia, no los unía el vínculo de sangre. Imposibilitada de usar la suya propia, Hannah se dio a la tarea de conseguir la que necesitaba. El más fácil fue Gerald. No tuvo que decirle mucho y el tejoncito aplicó sobre sí mismo un encantamiento seccionador. La cara de miedo que puso Lucy al saber que su tía necesitaba su sangre hizo reír a esta, y en cuanto hubo asegurado a su sobrina que no le rompería la cabeza, Hannah pudo conseguir la sangre de la pequeña. De entre sus nietos, la tarea se volvía un poco más complicada, especialmente con Sissel. Alissa y Max accedieron rápidamente, y debido a que no encontró a Sissel cuando la buscó, le encomendó la tarea a Alessa, al suponer que así sería más sencillo. No se equivocó.
Esa noche, habiendo terminado su acostumbrada lección de runas antiguas, Hannah Salvatore permaneció en el aula, a la espera de Emma, quien no tardó en aparecer llevando consigo su bolso. Habiéndole explicado muy brevemente lo que se proponía en una nota, Hannah se dio a la tarea de explicar a su sobrina la tarea que le había sido encomendada.

-Tu tía Andremar me ha hecho un encargo extraño- comenzó.- Creo que sabes, que todos los Salvatore, cuando llegan a cierta edad, reciben un regalo. Un muy antiguo regalo que pasa en nuestra familia desde hace un siglo.

- Claro, así obtuve a Cersei- respondió con un toque de buen humor la pelirroja.

-Exactamente- asintió Hannah con una ligera sonrisa. Pero ahora somos tantos que estamos un poco escasos. Los Salvatore somos tan temperamentales y difíciles que… pues no es tan bueno dejarnos a nuestro libre y natural dramatismo, que nos trae siempre problemas.

Emma miraba hacia el fugo, recordando de su propio carácter y asintiendo en silencio a lo dicho por su tía.

-Así que pues… Andremar me ha pedido que haga nuevas reliquias para los niños: Alissa, Sissel, Max, Gerald y Lucy.

-Oh- exclamó la más joven- ¿Puedo hacer algunos para mi familia también? Así aprendo cómo se hacen.- dijo sonriendo Emma.

-Claro, puedes. Y de hecho, apreciaría mucho tu ayuda-Hannah se encaminó hacia el escritorio del aula.

-Creo que recuerdas que los amuletos sólo funcionan para personas en la misma línea de sangre…- Hannah miró los contenedores de cristal que se encontraban alineados ya, con etiquetas que indicaban el nombre de cada niño.

-Así es, lo recuerdo- respondió Emma mirando los recipientes con la sangre de sus sobrinos.- Y como me pediste que trajera, pues aquí tengo las de mi familia.
Emma rebuscó en su bolso unos pequeños frascos, etiquetados también.

-Ahora que ya tenemos la sangre, nos hacen falta los talismanes. Andre me mandó unas joyas para eso- Hannah sacaría una bolsita de un cajón del escritorio, de donde extrajo una diadema con una linda piedra morada para Lucy, un collar con un tritón de dije para Gerald y otros tres collares idénticos con sendos dijes en forma de rosa negra.
Emma a su vez sacaría de su bolso dos colgantes y una pulsera, todos de plata.

Una vez seleccionados los objetos que se convertirían en amuletos, tía y sobrina dedicaron el resto de la noche a la creación de sus reliquias. Era una apropiada noche de luna llena.

Para potenciar un poco su efecto y la relación entre amuleto y portador, Hannah y Emma comenzaron sumergiendo los objetos en la sangre de los niños, Demetrius y la propia Emma.

Ambas mujeres estuvieron de acuerdo en crear amuletos protectivos. Propuso entonces la mayor de ellas, la extraña combinación en la que estuviera trabajando la noche anterior.

-¿Qué tal si hacemos una combinación extraña?- Emma abrió los ojos de par en par.

-Soy toda oídos- dijo Emma, prestándole atención a su tía.

-Usemos una runa del Futhork- explicó Hannah- Pues, para protección se usarían las runas algiz y othila, que son de protección y prosperidad en la familia. Pero hay otra runita que me gustaría añadir: Stan, la runa de la piedra. La que ayuda a que algo sea para siempre. Creo que le daría una mayor protección.

-Serviría para que potencie a Algiz y Othila- comprendió al instante Emma.

-Nunca antes se había trazado un amuleto así. Será interesante ver qué resulta. ¿Lo intentamos?

-Pues, pensándolo con lógica, se suele trazar en triskel con algiz- diría Emma, demostrando su dominio del tema.

-Exacto. Trazaríamos un triskel sencillo de 3 runas: algiz, othila y stan.

-Sí, me parece una excelente combinación.- Emma sonreía, ya anticipando la acción.

-Futhark antiguo y anglosajón en un solo talismán… vamos a ello.

Emma y Hannah comenzarían entonces el trazado. Se dedicaron cada una a trazar el triskel rúnico usando el encantamiento flagrate en cada una de las joyas seleccionadas para los miembros de su familia.

-Creo que sería mejor si trazamos primero y luego ponemos todo de vuelta a la sangre, como para que se activen al mismo tiempo.- al ser la primera vez que trazaba este tipo de Amuletos, Hannah apreciaba mucho la opinión de su sobrina.

-Sí, activamos las runas al mismo tiempo- accedió Emma.- Esto es algo tan tradicional, me encanta ser parte.- Emma sonaba genuinamente emocionada de compartir la tarea con su tía.

Una vez realizado el trazo del triskel en todas las joyas, ambas se dirigieron a la ventana, para aprovechar la luz de la luna. Con la ayuda de su también ahijada, Hannah logró trasladar cada uno de los recipientes que contenían amuletos y sangre hacia la única ventana de la sala de runas antiguas.

-Ahora, hemos de esperar 7 minutos- indicó Hannah, mientras se sentaba brevemente en una de las sillas del aula. El trazo de 5 amuletos a la vez la estaba extenuando.
Mientras tanto, Emma tomó un reloj de arena, y contó con cuidado los 7 minutos, pues sabía que era imprescindible no pasarse de ese tiempo.

Cuando la arena hubo pasado, los 7 minutos cumplidos, tía y sobrina se iniciaron la activación de los amuletos. Aún bajo la luz de la luna y empapados de la sangre de sus futuros dueños, uno a uno fueron sometidos al hechizo do runae.

Al activar el primer amuleto, el de su sobrina Lucy, algo extraño sucedió. En todos sus años trazando amuletos, Hannah nunca había visto algo así: al ser activado, una extraña luz brotó desde el amuleto. La diadema de su pequeña sobrina inundó la estancia con una potente luz morada.

Sorprendida, Hannah se giró hacia su sobria. Grande fue su sorpresa al notar que para ella sucedía algo igual. Al activar un colgante, este había brillado, de una manera muy diferente a como lo hacían las runas en los amuletos.

-Brillan mucho, ¿no?- mencionó Emma curiosa.

Cada uno de los amuletos brilló en diferente forma. Para Emma, el amuleto destinado a Demetrius tomó una intensa luz amarilla, para Fred verde y para sí misma en tono rojizo.
A su vez, Hannah iba activando los amuletos de su sobrino y nietos. No se sorprendió mucho al notar que la luz en el de Gerald se tornaba verde, el de Alissa y Max rojo, y verde en el caso de Sissel. Parecía que cada amuleto se vinculaba con su portador.

-Vaya… esto ha sido interesante- exclamó Hannah, algo cansada ya después de usar tanto de su flujo mágico. Miró a su sobrina, quien se dedicaba a limpiar la sangre de los recién creados amuletos, y sonrió con satisfacción, segura de que esa noche habían conseguido su objetivo.

Se despidió de Emma, consciente de la hora y de lo poco que había dormido.

-Ahora sólo queda entregar los obsequios…- pensó mientras emitía una cansada sonrisa de satisfacción.

Evidencias: https://drive.google.com/drive/folders/1ze...bnWyau7lx7Bz4fB

~ Hannah y Emma SALVATORE ~