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Post on -La Tragedia-
Londres Muggle. 7 de septiembre de 1997
La pelinegra se encontraba paseando por el Londres muggle buscando que cosas nuevas hacer. No le gustaban mucho los muggles, algo que le había enseñado su hermana mayor. Era su cumpleaños de igual manera y lo pasaría sola, con sus inseguridades a flor de piel. Bueno Amelia, feliz cumpleaños para mí - en la mesa de una cafetería, había pedido un muffin de limón y moras, nada comparado al que hacían en la tienda de sus padres. Soplo la vela imaginaria y pidió un deseo, olvidar todo lo que sentía, lo que le dolía. Tomo su te de limón y comió su muffin. Se levantó pagando lo que había pedido. Londres muggle no se veía tan jodido tan temprano en la mañana. Que haría en esa ciudad si no conocía a nadie, ni nada. Su padrino le había dicho que los muggles eran como nosotros, pero sin magia, no lo sé, se veían muy normales, pero algo tensos. Sin percatarme crucé la calle, solo sentí un golpe en mi costado, solo pude ver a mis pequeños, mi esposo, mis padres, mis hermanos, las personas que amaba. Un golpe en mi cabeza y todo oscuro. Desperté en medio de un cuarto blanco sin saber dónde estaba.
-Qué bueno que haya despertado- comentó un señor en bata blanca. - llevas una semana inconsciente, recuerdas tu nombre? Negue con mi cabeza, no podía recordar nada, ni quien era, ni qué diablos hacía en ese lugar -En tus pertenencias no encontramos identificación alguna, ¿recuerdas a algún familiar al que podamos acudir para que sepa dónde estas? Volví a negar. familia? ¿No lo creó? ¿Quién era? ¿Quien soy? Mi cabeza daba vueltas, comenzaba a tener miedo. ¿Dónde me encontraba? -Qu...que me sucedió? - dije logrando articular palabras -un accidente de auto, uno muy fuerte, sobreviviste de milagro. Solo -el doctor suspiro y señalo mi brazo izquierdo- solo perdiste tu brazo, tuvo una lesión muy fuerte, hueso roto, sin posibilidad de reacomodarlo, tu cuerpo rechazó los medicamentos para la infección y si no cortábamos tu brazo, podias morir - mire lo que quedaba de mi brazo y suspiré- tu bebe se encuentra muy bien, a pesar de que casi su madre muere- un…un bebe, tengo un bebe dentro de mi??- acaricie mi vientre asustada, tenia familia, me amaban, me buscaban? Quizás no, quizás ya me hubieran encontrado.
-Bueno, por lo menos no morimos- quizas alguien me llegaría a extrañar o eso creo -Descansa niña, buscaremos la manera de que recobres tú memoria....
7 de noviembre de 1997
Pasaron los meses, la pelinegra ya no comía, estaba sola en el mundo ella y su bebe, si tenia familia, ya debían haberla encontrado, quizás no la tenia. Había rebajado muchísimo, estaba en huesos. Había perdido la hermosura de su rostro y sus ojitos verdes se habían apagado, no tenia fuerzas, no tenia motivacion.
-Señorita, debe comer, no lo haga por usted, hágalo por su bebe- decía una enfermera a la pelinegra, ella negaba con la cabeza no sentía la fuerza para poder comer.
El doctor de bata blanca entraría a su la habitación, viendo como la enfermera luchaba para que comiera, pero su rostro se veía demacrado, se veía triste. Se sento al lado de la chica y comenzó a hablarle- no sabia como decirte esto, creía que no pasaría, pero sucedio. Tu- tu tuviste un aborto, hace unas semanas, algo que no nos dimos cuenta a tiempo, el niño no se estaba formando bien, su corazoncito no aguanto y murió tu bebe. A causa de esto y de no tratarlo el cadáver se pudrió dentro de ti haciendo que una infección se regara en tu cuerpo. Lo- lo siento mucho niña, aun no recuerdas nada, algún familiar, alguien a quien podamos acudir- negó con su cabeza, su semblante frio indicaba que ya no le importaba nada, el doctor se retiró dejándola a ella sola, pensativa su bebe, había dejado su cuerpo, debía tener padre, quizás la buscaba o quizás no sabia de ese bebé o simplemente no la quería ya. Tenia padres? Como saberlo, miro su mano, la que le quedaba y vio unas cicatrices en ellas, de que habían sido, intento pensar, intento recordar algo, pero nada, su mente solo tenía una gran nube negra. Por qué sentía ese vacío en su corazón, deseaba recordar, pero nada venía a su mente.
Comenzó a acariciar su vientre, cerro los ojos para dormir y en un sueño profundo vio todo, volvió a recordar, vio a sus hermanas, sus hermanos, sus padres, a él, que aunque habían terminado mal lo amaba, vio a sus hijos, deseo tocarlos, pero no podía vio a su rusito, con la emoción que le contaba “amaaaa, soy premio anual” no era su hijo por ley, pero era su pequeño. Sele y Cami, esas rubias que le robaron el corazón. Zephyr y Lodie, sus amores más grandes, los amores de su vida. Elena, ella a quien amo como suya. Los vio, los vio sonriendo, los vio alegres y pudo sentir la paz, no se iba sola, vio a ese bebé, un niño, castaño con ojos verdes como los de ellas, pero la mirada traviesa de su padre, lo tomo en brazos y el desapareció, era hora de cuidar a su familia desde donde fuera que los magos cuidaban a sus familiares.
Lo vio todo en sueños, pero su corazón dejó de latir. Y así fue como la vida de la pelinegra se esfumó, en ese cuarto de hospital, aferrada a su vientre sin recordar quien era, sin recordar quien fue....
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