𝑴𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒆 𝑳𝒚𝒓𝒂 𝑵𝒖𝒕𝒕𝒍𝒆𝒚

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    Lyra
    Nuttley

    ☼| Roleo de muerte|☼
    ☼Look for me in the stars☼
    Página I

    Always and forever.
    Octubre de 1916, Viertnan, Rumania.

    El viento soplaba violentamente las pequeñas hojas de el otoño, la castaña llevó sus nudillos a la madera de la puerta frente a ella, tocando tres veces. Resopló al sentir el viento soplar de nuevo, mientras una hoja traviesa chocaba contra su rostro. “Debes estar bromeando.” Pensó en sus adentros mientras en un movimiento de mano quitaba la hoja de su cara bufando. Tocó nuevamente la puerta.
    — ¡Anelisse Bagnold me estoy congelando! — Exclamó asomándose por la ventana de la casa.
    Sus oídos alcanzaron a escuchar a la peliranja maldiciendo en voz baja, seguido de un “¡Ya voy Ly!”, y unos pasos apresurados bajar las escaleras. Contó mentalmente hasta 10, pero cuando iba en el 8, la puerta se abrió de golpe, mostrando a una Anelisse con la nariz roja, en pijama y despeinada.
    —Acabo de despertar. — Murmuró An mientras un bostezo escapaba de su boca.
    — Casi no se nota. — Se burló Lyra arqueando las cejas.
    — Deja de reír, y pasa. — Ordenó la Hufflepuff jalándola del brazo para que entrará, cerrando la puerta tras ella. — Fionn está en la biblioteca haciendo cosas raras, y Theri está en el sótano, yo estaré desayunando, ¿vale?
    — Vale. — Afirmó Lyra con una pequeña sonrisa mientras se encaminaba al pasillo, de ahí observó la puerta que llevaba a la biblioteca, soltó un suspiro mientras se encaminaba al sótano, hablaría con el castaño después. El olor a tierra húmeda y a tabaco invadió sus fosas nasales, abrió la puerta del sótano con cuidado, encontrándose al Slytherin.
    — ¡Lyra! — Saludó el hombre mirándola a través de sus anteojos de media luna. -Pasa, adelante.
    — Parece que estás ocupado. — Murmuró la castaña observando el escritorio del castaño. Había demasiados libros y pergaminos. — ¿Encontraste lo que te pedí?
    Una sonrisa se formó en los labios del Señor Trelawney, lo cual le daba a entender a Lyra, que Therius efectivamente había tenido éxito en la búsqueda de aquello que ella le había contado.
    —Hay rumores. — Explicó Therius entrelazando sus manos mientras recargaba su espalda en su silla. — Rumores de una clase de artefacto mágico que ha logrado que algunas personas vean a sus seres queridos fallecidos.
    — Los rumores no me sirven, necesito hechos, Therius. — Recalcó la castaña haciendo énfasis en la palabra hechos.
    — Los rumores siempre tienen algo de verdad. — Explicó el castaño mientras alzaba la mirada. —Mitos, leyendas, historias, rumores, si estas tan desesperada, podrías creer un poco, ¿no?
    Therius extendió su mano pálida hacía la castaña, entregándole un pedazo de pergamino, los orbes rojos de ella se clavaron rápidamente en el pergamino, lo tomó rápidamente, mientras lo extendía para ver que estaba escrito ahí.
    —Selva Negra. — Leyó en voz alta el texto del pergamino, alzó la mirada algo confusa, ¿había selvas negras?
    —Los rumores, vienen de ahí, está en Alemania. — Explicó el mago mientras su rostro se mostraba serio. - ¿Se los has contado ya? — Preguntó el hombre mirándola con un gesto dudoso.
    —No quiero preocuparlos, Theri. — Explicó la chica mientras desviaba la mirada. — Aparte, no creo que tarde tanto, y si se los digo, querrán ir, no quiero que Ymir pase vacaciones sola, así que te pido que guardes el secreto, hasta que regrese.
    —Lyra, mi recomendación es que debe-…
    —No. —Lo cortó la castaña mientras devolvía sus orbes a él. — No tiene caso preocuparlos, sólo quiero verla una última vez, y despedirme, no será tan tardado.
    La mirada de Therius se tensó, realmente le sorprendía la decisión de su sobrina, pero le molestaba lo terca y testaruda que podía llegar a hacer, siempre queriendo hacer las cosas en solitario.
    —Bien, ¿sabes alemán, aunque sea? — Preguntó mientras resoplaba resignado a que Lyra dejase que la acompañaran.
    — Mi padre me enseñó. — Contestó con una sonrisa de nostálgica, lo extrañaba. -Estaré bien.
    —Cualquier cosa, pellízcate ese tatuaje. — Habló Therius señalando el tatuaje de una flecha con espinas en la muñeca de la híbrida.
    — Lo haré, en verdad, gracias. — Respondió ofreciéndole una sonrisa sincera. -Iré arriba.
    Se despidió con gestó de mano para después dirigirse hacía las escaleras, estaba feliz, por fin podría despedirse de ella, y verla una última vez, sintió que sus ojos picaban así que decidió sacudir su cabeza para eliminar pensamientos tristes, estaba por llegar al último escalón de las escaleras para llegar al pasillo. Cuando llegó, el chirrido de la puerta de la biblioteca la hizo crear una mueca, sus orbes viajaron hasta el causante de tan espantoso ruido. Se topó con dos grandes orbes cafés conocidos que la miraban atónitos.
    —¿Qué haces aquí? — Preguntó el castaño mirándola algo extrañado. Su rostro denotaba cansancio, tenía unas pequeñas ojeras, y un libro extraño en la mano. Recordó las palabras de An; “Fionn está en la biblioteca haciendo cosas raras”. Debería estar haciendo investigaciones de alguna mancia, o algo del trabajo.
    —Hola Fionnel, buenos días, yo estoy muy bien, ¿tú qué tal? — Contestó con cierto sarcasmo en su voz, mientras creaba un monologo en su cabeza.
    — En excelente estado. — Respondió el moreno mientras cerraba la puerta de la biblioteca tras de él, para avanzar hacia la castaña. — Ya en serio, ¿por qué no avisaste que vendrías? ¿Pasó algo grave? ¿Ymir esta bien? ¿Ymir hizo algo? Te juro que no sé de dónde sacó los polvos pica pica.
    Cuando el castaño estuvo lo suficientemente cerca, ella lo abrazó, posicionando su mentón en el hombro de él.
    —Todo está bien, Ymir no ha hecho nada malo, aún. — Susurró con cierta gracia, últimamente las preocupaciones de ambos giraban alrededor de la pequeña pelirroja que les había robado el corazón. -Sólo vine a hablar sobre algo con Therius.
    — Oh, sí Theri está en el sótano haciendo investigaciones de…— El castaño se quedó pensando en que decir, tras varios segundos de meditarlo, encontró la palabra correcta. — Cosas de Theri.
    — Sí, cosas de Theri.
    —Por favor, no me digas que estás metida en algo oscuro, Rumania me gusta demasiado como para tener que huir como prófugo de la justicia.
    — Uhm, lástima, debemos huir ya. — Bromeó la castaña separándose del Gryffindor. — No, sólo vine para preguntarle unas cosas de pociones. — Mintió tranquila mientras le mostraba una sonrisa mirándolo directamente a los ojos.
    — Ah, cosas de pocioneros. — Contestó Fifi arrugando la nariz un poco. — ¿Quieres desayunar?
    — Eso estaría bien. — Lyra contestó mientras su diestra se dirigió a su brazo izquierdo, rascándolo un poco, no le gustaba mentirle, y la culpa la carcomía un poco.
    — Te ves rara. — El castaño la observó realizar el movimiento de su mano y su brazo cuando estaba estresada, enojada o nerviosa, su entrecejo se frunció mientras observaba a su prometida. — Tú haces eso con tus manos cuando te pasa algo.
    —¿Ah sí? —Preguntó mirándolo entrecerrando los ojos, le parecía tierno que le prestara atención. —¿Y cómo sabes eso tú?
    —Te conozco desde los 11 años, Ly. — Y tengo un tercer ojo.
    —Oh.
    —Así que, dime. —Fionn tomó el mentón de la castaña como era de costumbre, alzándolo suavemente para que esta lo mirara. Ella se mordió el labio inferior, definitivamente estaba estresada. —Estás estresada.
    —En vacaciones deberé salir de viaje. —Soltó por fin, mientras un suspiro emanaba de sus labios. —¿Tú e Ymir estarán bien?
    —Claro que sí, ¿te preocupaba eso? —Preguntó extrañado mientras recogía un mechón del cabello de Lyra, y lo posicionaba tras su oreja. —Ella y yo estaremos bien, invitaré a sus amigos a tomar el té, y les mostraré fotos de Ymir babeando.
    —Me iré tranquila entonces. —Sonrió satisfecha ante la respuesta del castaño. —Será un viaje corto debo ir a ver unas cosas de Runas. —Mintió ante el motivo, si le decía la verdad, se iba a preocupar. —Iré en verano.
    —Me parece perfecto. —Contestó el moreno mientras depositaba un pequeño beso en la frente de ella. —No debes estresarte por esas cosas Ly.

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    Verano de 1917, Baden-Wurtemberg, Alemania.

    Su mirada paseaba alrededor de aquel pequeño condado. Según su mapa muggle, la dichosa Selva Negra estaba cerca. Se acomodó su bolso, mientras sus orbes observaban todo frente a ella, la gente se veía extraña. “Se visten…raro.” Pensó en sus adentros.
    —¡Señorita! —Escuchó tras de ella. —¡Pase, pase!, es extranjera ¿cierto?
    —Uh. — Giró el rostro para ver quién le hablaba. Se encontró con una mujer alta, su cabello era rubio, casi parecía de oro. Su piel era bastante pálida, y sus ojos eran turquesas, se veía amable. — Sí, lo soy. — Confirmo, aunque la verdad era bastante obvio, tenía la boca abierta y miraba todo como estúpida.
    —¿Tienes donde quedarte querida? —Le preguntó amablemente aquella mujer. —Mi nombre es Adelai Jäger. —Se presentó con una sonrisa mientras la estudiaba a detalle. —Rento unas cabañas aquí, donamos el dinero de las rentas a la caridad de la iglesia.
    —No, acabo de llegar, estoy buscando, la selva negra. —Dio un largo bostezo por el cansancio. ^
    Lyra no se dio cuenta que la mujer notó cierta presencia de colmillos en su boca, y su semblante se tornó frio. Al terminar de bostezar, le sonrió a la mujer.
    —¿Selva negra? Yo y mi compañero podríamos llevarte, siempre hacemos excursiones ahí. —Se ofreció sonriendo mientras ponía su mano en el pecho. —Es un gran lugar, y sobre hospedaje, ¡puedes quedarte en nuestra cabaña! Espero que tengas tus euros listos.
    —Sería fantástico. —La castaña se sorprendió por la amabilidad de la muggle, no logró ver ninguna maldad en ella.
    La rubia le hizo un ademán con el brazo para que la siguiera, mientras se dirigía a una especie de casa con una cruz gigante. Le indicó que se subiera en lo que Lyra reconoció como un auto.
    —Bueno, él es Eldwin Dágon, mi compañero. —Señaló a un castaño que estaba dentro del auto. —Eldwin, ella quiere hospedarse en la cabaña Blutsauger. —Comentó haciendo énfasis en la última palabra.
    —Oh excelente. —Comentó el hombre sonriéndole amablemente. —¡Sube!
    Lyra aceptó con una profunda sonrisa, en clase de EEMM había leído que los muggles eran amables, y al parecer verdaderamente lo eran. Observó el camino que recorría el auto, Alemania era un lugar bellísimo. El recorrido siguió hasta que observó una pequeña casita de madera en medio de la nada. Ese lugar sería perfecto para salir a cazar.

    —¡Llegamos! —Exclamó el hombre. —¡Puedes bajar! —
    Lyra bajó del auto muggle, respiró profundamente el aire del bosque. Se respiraba la brisa del verano. Definitivamente la pasaría genial. Se giró para agradecerle a Adelei y su amigo, cuándo todo lo que vio fue oscuridad.

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    Tonta. Fue lo primero que pensó cuándo recobró la conciencia. Intentó llevar sus manos a su cara, pero oh no, estaban encadenadas, tiró con mas fuerza, pero fue inútil.
    —Ni lo intentes, están hechas para bestias más fuertes que tú. — Se burló una voz femenina.
    —¿Qué demonios quieres? — El enojo en la voz de Lyra era demasiado notable.
    —Limpiar el mundo. —
    Fue lo último que la mujer le dijo, después se fue, dejándola sola, sólo tenía la oscuridad de compañía. Intentó llevar su mano a su tatuaje, para pellizcarlo, así podrían entender Ane y Fionn que necesitaba ayuda, pero no alcanzaba.
    Esa noche, la paso intentando jalar las cadenas, pero todo fue en vano. Escuchaba a lo lejos aullidos de lobos, eso significaba que seguía en el bosque. No entendía a que demonios significaba la mujer con querer limpiar el mundo. ¿Había notado que era una bruja? No entendía nada.

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    No supo cuanto tiempo más paso, seguía ahí en la oscuridad encadenada, había pasado tanto tiempo que no se había alimentado que estaba bastante débil. El sonido de unos pasos, la hizo ponerse alerta. La puerta de aquella habitación crujió, la luz de afuera la cegó completamente.
    —Levántate, Blutsauger. —Ordenó la mujer.
    El hombre castaño que las había traído tiro de las cadenas, haciéndola acercarse. Los odiaba, si tan sólo no tuviera esas estúpidas cadenas. Pero se las quitaría, y los rebanaría.
    —Es hora de que salgas a pasear. —Murmuró el hombre jalando las cadenas.
    Gruñó completamente furiosa. La llevaron al fondo del bosque, estando ahí, ataron las cadenas a un gran roble viejo. El árbol se veía fuerte, quizás si lo pateaba con fuerza podría escapar.
    —¿Qué planean hacer? — Preguntó con ironía la Slytherin. —¿Matarme? —
    —Touché. — Contestó el hombre. —Nos encargamos de limpiar el mundo de anomalías como tú; Blutsauger.
    —¿Qué demonios es un Blutsauger? — Lyra preguntó estresada. No entendía nada.
    —Vampiro.
    Una carcajada emanó de su garganta. ¿Planeaban matar vampiros? Ingenuos. Un flecha se incrustó en su hombro derecho. Un alarido de furia remplazo la carcajada, mientras intentaba jalar las cadenas de nuevo, cosa que resultó inútil.
    —Adelai, pon el fuego, no debemos perder más tiempo. —Ordenó el castaño.
    Fuego. ¿Acaso la iban a quemar viva? Se estremeció ante la idea, el fuego, la sensación de quemarse, era uno de sus mayores miedos. Le debía ese trauma al torneo. No supo cuanto tiempo más paso mientras soportaba a aquellos idiotas. Le aventaron ajos, agua, le escupieron. Eran ridículos, cuándo estuvieran cercas, desgarraría sus gargantas sin pena alguna.
    Observó como la rubia, la amable rubia que había conocido, que la engañó con su cortesía se acercaba. Sonriendo. Estúpido intento de psicópata, no podría con ella. Cuando la vio lo suficientemente cerca, se intento abalanzar sobre ella, pero para su mala suerte resultó inútil, estaba demasiado débil por no alimentarse.
    —¡Oh! — Exclamó la rubia. —Intentó matarme, que pena que estés débil, sin ninguna sangre de humano en tu sistema. — Te prometo, que no te dolerá…tanto.
    —Idiota. —Murmuró la castaña. ¿Realmente este era el fin? No.
    Una cadena se colocó sobre su cuello, obligándola a tener la vista alzada. El otro cazador lo había hecho. Observó cómo la rubia se acercaba nuevamente a ella. Apretó fuerte la mandíbula, no podía creer lo que se venía. Sintió como aquella daga se clavaba en su pecho desgarrándolo en el acto. Era una herida demasiado profunda.
    Fue ahí cuando cualquier esperanza de esfumó. No podía creer lo que estaba viviendo. Su mente vagó en un libro muggle que había leído en III curso. Ahí los muggles decían que tenían la teoría de que cuándo alguien estaba por morir, veía toda su vida pasar frente a sus ojos, y ella lo comprobó.
    Su mente navegó en recuerdos, logró ver su cumpleaños en brazos de su madre, mientras soplaba las velas del pastel. La sonrisa en el rostro de su padre para después abrazarla. Ella cocinando galletas con Noah y Adhara, las risas inundaban la cocina. Estar en el patio trasero de la casa de su madre con Chiara y Rouse. Observó la imagen de cuando obligó a Adela a ser su madrina. Se vio a ella misma con Amelie y Louisa de compras. Conociendo a Kali, a Circe, su Circe. Ella en la enfermería con Luz. Cuando se volvió capitana de quidditch, con Tavra, Circe, Elliot, Benja. Tomando cerveza con Soren. Se vio a ella misma platicando con Olivia, su antigua profesora de Mitología, mientras esta le revisaba una fractura. Jugando quidditch con Lizzard, Heather, Astrid, Adela. Cuándo Lucía se vistió completamente de verde sólo por ella. Ganando la copa de quidditch, la copa de las casas. Siendo prefecta, dando rondines, recordó a cada uno de sus compañeros de graduación sonriendo en clases. A los que habían desaparecido también, Rob, Danielle. Su mente vagaba a una velocidad increíble, logró recordar cuándo conoció a An en la boticaria. Cuándo Brigitte nació y fue a acompañar a su tía Yvi y a su tío Therius.Cuándo jugo quidditch profesional por primera vez con Ame, Ethan y Ari. A Elle curándola en la enfermería. Ella visitando a su tía Bella. Conociendo a Ymir. Sus ahijadas, legales y no legales; Dys, Lyn, Alana. Silvain gastando bromas, su tío Dicaprio diciendo que él era la estrella más brillante del cielo. Y fue cuándo lo recordó a él. Limpiando el suelo de la salida norte del castillo, años después pidiéndole que no se tirará de las escaleras, más tarde, sobreviviendo juntos. Y por fin, colocándole un anillo de compromiso. ¿Cómo les explicaría a todos ellos que no iba a volver?
    Sentía que el pecho le ardía, le habían hecho una herida larga, fue cuándo sintió una mano clavarse en su pecho. Le preocupaba que nadie fuera a encontrar su cuerpo. Que sus adoradas Bagnold creyeran que no peleó lo suficiente. Que sus padres jamás la perdonarán por comprometerse. Que todos pensaran que los abandonó. Aquella mano, arrancó con fuerza su órgano vital de su pecho; su corazón. Lo último que pudo ver, para amenorar su muerte, fue en aquellos ojos chocolates que la habían acompañado tantas veces. Esperaba que la perdonaran, por no luchar lo suficiente.
    No supo si eran divagaciones de ella, o si era el famoso paraíso, pero sintió una calma extrema, el ardor en su pecho desapareció. Al abrir sus ojos observó una especie de pradera, el viento soplaba tiernamente.
    —Lyra. —La llamó una voz que conocía bastante bien.
    —Circe. —Contestó al girarse.
    Muchos sabían que Lyra, siempre seguía a Circe a dónde fuera, nadie creería que la castaña la seguiría hasta el más allá. De alguna manera, por fin estaban juntas.



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    Edited by Lyra Nuttley Roth-Thompson - 26/8/2021, 23:56
     
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