Un nuevo comienzo, una nueva estadía

I
Un nuevo comienzo, una nueva estadía

No había sido errónea su concepción, sabía que los mayores no agradaban de ella desde que había nacido, no sabía realmente si ellos eran sus padres o a habían acogido en la puerta de su hogar una noche tormentosa, solo sabía que cada tarde de su cumpleaños habían gruesas nubes posadas sobre su cabeza, un pedazo de pan que había tomado de la cocina y un pequeño fuerte de almohadas y sábanas en su cama mientras se cantaba a sí misma las mismas notas.

Ellos no había dicho directamente cuál era su día especial, lo habían murmurado a escondidas con algo parecido a desprecio e irrelevancia, no le había dolido en lo absoluto, sabía que esos mayores estaban buscando la táctica más severa que podían encontrar para criarla. No había amor de por medio, solo fríos bancos al momento que la obligaron a leer y una infinidad de libros que debía estudiar todos los días.

Ella no era feliz, no disfrutaba como los demás niños en los columpios, no gustaba de asistir a su nuevo colegio, los profesores eran estrictos y la forma en la que la miraban la hacía sentir que no pertenecía a ese lugar.

Así que no sintió tristeza al momento que los mayores le entregaron una maleta de cuero a la mujer en el orfanato y miró atentamente, abrazando entre sus brazos a su ballena de tela mientras ellos desaparecían, como si se hubieran liberado de una carga que les impedía su futuro, bajó la mirada, miró sus bonitas botas rosadas e ingresó a la instancia, pronunció una ligera sonrisa.
Esperaba, ella realmente deseaba que las cosas en ese lugar fueran diferentes.