Chicle y Pasto Pt.2

Chicle y Pasto Pt.2

Fue un momento de silencio donde se miraron, los ojitos de Eloise brillaron con algo comparado a malicia y agregó.

—Yo podría ayudarte a parecer una momia —la pelirosa lo dudó un momento, no podía tener un disfraz peor al que ya había elegido, un bebé pelón con un pañal, no era propio que una niña de 11 años simplemente actuara como un infante en frente de tantos adultos y adolescentes.

—Está bien —asintió, Eloise, emocionada, tomó su mano rápidamente, sosteniendo su antebrazo con algo de fuerza mientras lo giraba, sus ojos se abrieron con sorpresa. —¡No, espera, no me refería a eso! —gritó Niki, casi entrando en pánico.

La castaña se detuvo y la soltó, Niki hizo una seña exagerada de alivio, revisando su brazo vagamente, con burla.

—Quizá, podríamos buscar otra forma de volver una momia —intervino la castaña, con una mano en la barbilla mientras pensaba.

—¡No por favor, nada de brazos doblados! —no hubo ni una pizca de malicia en su voz, sólo una amplia sonrisa, Eloise soltó una pequeña risa y negó con la cabeza. Señalando al lío de papel higiénico en su cabeza.

—Podemos ir al baño a envolverte con más papel, aunque no estoy muy segura de donde está.

Los pasillos del castillo eran casi interminables, y en su primer año no habían tenido el placer de recorrerlo por completo, bien se sabía que la mayoría de aulas en los pisos superiores del mismo eran para los alumnos superiores, o al menos, aquellos con más tiempo de antigüedad.

—Bien, esa es una gran idea —Eloise tomó su mano con prisa y la jaló lejos de la feria, a través del cuarto en la sala para poder regresar al castillo principal, probablemente fue un acto desinteresado o un reflejo. Corrieron juntas a través del gran vestíbulo, por las largas escaleras, entrando a cada habitación que podían para conocer el interior.

No había profesores que las regañaran por entrar a las aulas de cursos superiores, o el celador que les recordara no correr por los pasillos, cuando finalmente llegaron a la tercera planta y encontraron el baño, estaban exhaustas. Respirando agitadamente con amplias sonrisas, no evitaron pronunciar una mueca de desagrado al momento de entrar.

—Oh, dios mío —se quejó Eloise, fingiendo arcadas mientras se reía, era un sentimiento confuso. Niki la imitó.

—Los baños de los chicos son tan limpios y los nuestros están llenos de agua estancada —en ese momento que estaba descalza empezaba a arrepentirse de no haberse puesto sandalias. Le era tan normal que su casa siempre estuviera limpia que no había pensado que quitarse sus zapatos en otros lugares fuera malo.

—Vamos, si lo hacemos rápido podremos irnos pronto —la castaña caminó al frente, jalando de la mano de Niki en el camino, solo en ese momento se dieron cuenta que sus manos seguían firmemente sujetas. Ambas niñas sonrieron ligeramente y soltaron sus manos con un leve sonrojo en sus mejillas. Los amigos podían sostener sus manos ¿no es así?

Niki se quedó cerca del lavabo, cerrando la llave que había sido dejada abierta, Eloise se asomó por un costado con una serie de rollos higiénicos.

—Resulta que aquí guardan los rollos de repuesto, así que tenemos muchos intentos.

Se pusieron manos a la obra, Eloise la ayudó a envolverse el torso mientras ella trabajaba en sus brazos, tratando de sostener firmemente el papel para poder envolverlo, algunos rollos habían caído del borde del lavabo, quedando completamente descartados cuando se mojaron en el piso. Se susurraron entre el tenue silencio y rieron por lo bajo conforme más envuelta en papel quedaba la pelirosa.

—No creo que tengan permitido hacer eso —resonó una voz, las dos niñas se quedaron quietas antes de mirarse mutuamente.

—Nos dio permiso —intentó Eloise, formulando una excusa. —La directora —terminó la pelirosa, asintiendo en repetidas ocasiones, convenciendose a sí misma, más que al tercero.

—¿Entonces deberé preguntarle yo misma si es verdad? —por detrás del espejo donde estaban recargadas, apareció la cabeza de una niña, mayor que ellas, con dos coletas como peinado y una piel tan pálida y azul como el mismo mármol del baño.

Eloise y Niki la miraron antes de regresarse la mirada. Gritaron al mismo tiempo, soltando los rollos que sostenían y corriendo a la salida apresuradamente. Y casi lo logran, el papel con el que Niki estaba envuelta era un poco rígido, corriendo como una muñeca de plástico para poder salir, tropezó con sus pies, salpicando agua por todos lados, incluida Eloise.

—¡Niki!- —¡Corre, sálvate tú! —la castaña se lo pensó un momento, dando un paso a la salida pero regresando para tomar su mano y levantarla, con el papel mojado era más sencillo.

El fantasma que las había asustado, no parecía muy interesada en seguirlas una vez pasaron la puerta del baño. Donde se alejaron corriendo dejando amplios charcos de agua por todo el pasillo. Una vez lejos, recuperaron el aliento.

—Creo que debemos empezar a preguntar si hay alguien en el baño también —agregó vagamente la pelirosa, los labios de Eloise se pronunciaron en una tenue sonrisa, soltó una pequeña risa y Niki la imitó, las pequeñas risas se volvieron carcajadas rápidamente.